miércoles, 29 de enero de 2014

LOS SEGADORES PABLO PICASSO

LOS SEGADORES 1901


LOS SEGADORES
óleo sobre lienzo 61x85 cm
Museo Thyssen Bornemizsa




Las. relaciones entre Los segadores y las obras realizadas por Picasso en Gósol en el verano de 1906 han sido señaladas por diversos autores. Siguiendo a Green pienso que el precedente más obvio de Los segadores es Los campesinos, el gran cuadro de la Barnes Foundation que Picasso terminó en París en agosto de 1906 inmediatamente después de la vuelta de Gósol.

 En efecto hay dos rasgos que relacionan estas dos obras: en primer lugar, la disposición de la pareja de bueyes muy parecida en ambas, algo que resulta más significativo si se advierte que la representación de animales en la obra de Picasso durante este período es muy escasa; en segundo lugar, el predominio del color amarillo representando trigo, algo que resultaba significativo para el propio artista, quien lo reseñaba en la somerísima descripción de Los campesinos que hacía en una carta a Leo Stein fechada el 17 de agosto de 1906

Si. a Les Demoiselles d'Avignon, Los segadores y Los campesinos añadiéramos El harén, habríamos reunido las cuatro obras pintadas entre el verano de 1906 y el verano de 1907 en que Picasso plantea composiciones complejas con varias figuras. La agrupación es relevante porque en ese período los artistas de la vanguardia parisina compartían la convicción de que el destino de la nueva pintura del siglo XX requería encontrar fórmulas modernas para ese tipo de composiciones.

 Los precedentes de Gauguin y Cézanne parecían apuntar en esa dirección, y de hecho una serie de obras que se extienden desde Le Bonheur de vivre, y La Edad de Oro, de Derain, ambas de 1905, hasta La danza II de Matisse, de 1909-1910, testimonian el vigor de que gozaba esta creencia en el círculo al que Picasso acaba de incorporarse en 1906



Green examina también la posición de estas obras en el proceso de génesis del Cubismo, una cuestión largamente controvertida en la historiografía. La opinión de que Les Demoiselles d'Avignon debe considerarse la obra fundacional del Cubismo fue expuesta en primer lugar por Kahnweiler y desarrollada luego por Barr en 1939, en el catálogo de la primera exposición retrospectiva dedicada a Picasso por el Museum of Modern Art de Nueva York poco después de que este mismo museo adquiriera el cuadro. Esta opinión ha sido contestada por Rubin (1977 y 1988) y Daix (1979 y 1988). Para estos autores Les Demoiselles d'Avignon debe entenderse como expresión de las tendencias primitivistas que Picasso compartía con Derain y con Matisse en la temporada de 1906 a 1907. El Cubismo propiamente dicho nacería en 1908, y sería fruto de la aproximación entre Braque y Picasso. Al trabajar en los paisajes de L'Estaque durante el verano de 1908 Braque habría conseguido encontrar en la técnica cézanniana de los passages una manera de resolver el conflicto que se planteaba entre el contraste figura-fondo, por una parte, y las nuevas exigencias de bidimensionalidad o «planaridad» del espacio pictórico por otra

Green,. volviendo a la opinión de Barr, propone que se considere de nuevo Les Demoiselles d'Avignon como origen del Cubismo. Sin negar importancia a los passages cézannianos, habría para él otro componente esencial del Cubismo, la tendencia a la esquematización geométrica de los volúmenes, que se manifestaría plenamente ya en Les Demoiselles d'Avignon; esta tendencia se aprecia mejor en esta obra precisamente gracias a su contraste con la bidimensionalidad rítmica de Los segadores.

En mi opinión es indudable que a lo largo del desarrollo del Cubismo picassiano persiste largamente la dualidad entre una tendencia, por así decirlo «escultórica», y otra tendencia, por así decirlo, «planar», según la cual se acentúa la bidimensionalidad del espacio pictórico y las figuras se subordinan a la ordenación geométrica del cuadro. Frecuentemente estas tendencias entran en conflicto y la obras se decantan, sea por un polo, sea por el otro; si se decanta por el primero, el riesgo artístico es la falta de unidad, si se decanta por el segundo el riesgo es el decorativismo. Las sucesivas tentativas de síntesis entre estas dos tendencias jalonan el camino de desarrollo gradual del lenguaje pictórico cubista. Así, si pensamos en Tres mujeres, otoño de 1908, podemos ver en ella una síntesis de la tendencia escultórica de Les Demoiselles d'Avignon y la tendencia rítmica de la Femme à la draperie, ambas de 1907


Mercedes Tamara
29-01-2014


Bibliografía : Colección Carmen Thyssen Bornemizsa, Museo Thyssen, Madrid

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