En 1925, René Magritte , que tras haber formado en la Academia de las Artes de Bruselas bvenía trabajando como cartelista y publicitario, pintó sus primeros cuadros surrealistas bajo la impresión que le produjo la obra de Giorgio de Chirico . En París se integró en el grupo surrealista presidido por André Breton y de 1927 a 1930 vivió en Pierreux-sur Marne , cerca de la capital francesa . Tras este corto lapso de tiempo volvió a Bruselas, donde permaneció hasta su muerte llevando una vida retirada y nada espectacular , manteniendo hacía fuera un aspecto de normalidad y cierto aburguesamiento.
La vida del pintor, cuyas apariciones en público desviaban de forma consciente la mirada hacía su auténtica existencia , dedicada exclusivamente al arte, se percibe como un reflejo de su obra, como un espejo de sus cuadros , cuyo verdadero objetivo, a pesar de todas las apariencias de banalidad, es la referencia a algo oculto, la inseguridad frente a lo secreto, la evocación de lo misterioso. Los paisajes de Magritte que constituyen buena parte de su obra, se centran justo en esta cuestión y en primer momento dan la impresión de ser más fácilmente comprensibles que los tradicionales. El mismo modo de pintar de Magritte " realista " y propio de la pinturade carteles; su manera de componer , clara y sencilla y su concentración en lo esencial actúan como un lenguaje obvio y sin sentido oculto . Ahora bien, un análisis más detenido revela la ambigüedad de sus hallazgos pictóricos.
La llave del campo ( La clef des champs ) es un ejemplo singularmente notable de esta presencia oculta de lo misterioso . A través de una ventana se divisa un paisaje ondulado y suave. Al final de un prado amplio y levemente ascendente hay unos árboles frondosos; sobre ellos, la bóvedade un cielo debilmente azul. Nada turbaría la serenidad de este cuadro si no diese la impresión de quebrarse ante nuestros ojos: el cristal de la ventana por la que miramos salta en mil pedazos en el momento mismo de nuestra contemplación . Se deshace en minúsculos trozos que misteriosamente permanecen fieles al cuadro delante del cual se encontraban en forma de lámina transparente . Los fragmentos caídos al suelo no son transparentes; actúan como elementos de un rompecabezas que reproduce el paisaje visto a través de la ventana.
¿ Estaba por tanto la perspectiva paisajística pintada sólo en el cristal de la ventana ? ¿ O no se trataba de un vidrio transparente, sino de un cuadro ? Comprobamos que no existe una explicación unívoca, pues los trozos de cristal son contradictorios; el paisaje continúa intacto y es perfectamente visible tras el cristal roto. Al mismo tiempo, los trozos caídos al suelo se vuelven opacos y reflejan parte del paisaje , en tanto que los pedazos de cristal roto que continúan en el marco de la ventana siguen siendo transparentes. El espectador se ve obligado a realizar una labor de reconstrucción óptica que, a pesar de todos los esfuerzos, no transmite una seguridad ajena a cualquier duda.
La relación entre la realidad y la pintura se ha alterado rotundamente; aunque pintada al modo ilusionista, la obra de Magritte no transmite una fe segura en la identidad del cuadro y de la copia. Esta seguridad , garantizada en la pintura antigua a través de los siglos y evocada como trompe-l´oeil por las cortinas desplazadas lateralmente delante de la ventana, ya no existe.
" mi pintura consiste en imágenes
visibles que no ocultan nada; evocan
el misterio...El misterio tampoco quiere
decir nada , es incognoscible "
Mercedes Tamara
29-10-2014
Bibliografía : René Magritte, Edit Taschen
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