viernes, 29 de noviembre de 2013

RETRATO DE FRIEDERIKE MARIA BEER GUSTAV KLIMT

RETRATO DE FRIEDERIKE MARIA BEER 1916
Retrato de Friederike Maria Beer
óleo sobre lienzo 168 x 130 cm
Colección privada


Entre los últimos retratos pintados por Klimt al final de su vida ,éste es uno de los más exquisitos . Friederike María Beer era amiga de Hans Böhler y fue también  retratada por Egon Schiele hacía 1914. Vuelven a repetirse de nuevo las constantes que ya hemos señalado en las últimas obras de Klimt : la figura se presenta de pie y de frente al espectador y pueden apreciarse las influencias del Fauvismo en el colorido. Pero quizás sea este retrato en el que se puede apreciar con más claridad el gusto de Klimt por las piezas de arte oriental que se remontan a los inicios de la Secesión vienesa.

El pintor poseía una importante colección de arte oriental y primitivo que guardaba en su gran estudio de la Fedmühlgasse, al que se mudó cuando su taller de la calle Josefstädeterstrasse fue demolido en 1914. De acuerdo con las descripciones que existen de este último estudio, cuentan que en él se exhibían paneles chinos y japoneses , cerámica oriental y pequeñas esculturas , que a menudo aparecen en los cuadros de Klimt. 

Así ocurrió en los retratos de Adèle Bloch-Bauer II o el de la baronesa Bachofen -Echt . Estos fondos orientales están presentes de manera muy especial en este  retrato pues, según la propia Friederike Marie Beer, las figuras del fondo fueron tomadas de un vaso coreano que formaba parte de la colección de Klimt, que trasladó los motivos de la cerámica al fondo del cuadro. Este uso decorativo de motivos orientales guarda estrecha relación con la obra de Vicent van Gogh,que sin duda inspiró a Klimt, más aún a partir de la VI Exposición de la Secesión, en la que se exhibieron obras del holandés.

El lapso de tiempo transcurrido entre las exposición de las obras de Van Gogh y su impacto en estos retratos no debe sorprendernos , pues a menudo Klimt  tardaba en asimilar unas influencias que finalmente resurgen en sus obras de una manera muy personal. Así sucedió con la influencia de los mosaicos de  Rávena que fueron visitados por Klimt en 1903 pero que no fueron reflejados en sus obras hasta cuatro años después de haberlas visto.



Mercedes Tamara
29-11-2013


Bibliografía : Gustav Klimt, Edic Taschen

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